Bienvenid@s a este blog

El pasado 11 de Mayo emprendí mi aventura hacia el país del sol naciente. Desde este pequeño espacio quiero compartir mi experiencia, la semana que pasé allí fue bastante gratificante, desde que me subí al avión en el aeropuerto de El Altet, en Alicante, hasta que volví a él 8 días después sobre la 1 de la madrugada.

martes, 29 de mayo de 2007

Sábado 12/ Domingo 13 de Mayo

Mientras vas mirando el mapa el personal del avión te sorprende con traerte el “desayuno”. Claro, ya estamos cerca y tienes que empezar a adptarte a la hora. Nos es que tengas hambre, de hecho, tu cuerpo no acaba de saber si necesitas un “bocata” para cenar o algo para desayunar, así que traen algo como un almuerzo de media mañana. Esta bien…
Media horita después terminamos el refrigerio y el personal del avión entrega a cada pasajero no japonés una tarjeta de identificación de inmigración. Por lo visto hay que registrar la entrada con tus datos personales, el pasaporte, los días que vas a estar, el lugar donde te vas a alojar… sin duda todo bien controlado. Acto seguido el comandante del avión (creo) dirige unas palabras a los pasajeros. Como todo está en francés, ingles, y japonés no te enteras mucho, (hay que ver lo mal que suena el ingles pronunciado por un francés… cerrado cerrado a más no poder), pero todo hace pensar que vamos a comenzar con las maniobras de entrada a la zona de destino y el aterrizaje. Si durante el vuelo a penas hemos sentido las famosas turbulencias ahora parece que nos encontremos en una montaña rusa… giros, subidas y alguna sacudida que otra durante un rato. Miras de Nuevo por la ventana y… ves un montón de nubes. Al parecer Japón no nos recibe con un tiempo muy agradable, nubes y algo de bruma. De pronto ves tierra, hemos descendido bastante metros. Ves coches, pequeñiiiiiiitos, pero los ves. Casas, tierra, verde, mucho verde, vías de ferrocarril, la costa japonesa del pacífico y de pronto… ves algo blanco que sobresale en el horizonte… ¡¡eh, si es el monte Fuji!! Sí, con alguna que otra nube, pero se ve perfectamente. Sin duda ya estamos llegando a nuestro destino. Ahora podemos decir que estamos sobrevolando Japón, nuestro sueño empieza a cumplirse.

Empezamos a descender, y al fondo se distingue el aeropuerto de Narita, en Tokyo, cada vez más cerca. Llegamos a la pista y… abajo. Parece que ha sido bastante suave el aterrizaje. Desde la ventanilla se ve un aeropuerto grande… montones de aviones de largo recorrido de la compañia JAPAN AIRLINES y alguna que otra de China y otros lugares de Asia certifican donde están. Desde luego vaya “bichitos”… también llama la atención que para ser tan pronto (aún falta para que sean las 7 de la mañana) la luminosidad que hay… de heho se ha notado cuando empezábamos con las maniobras de aterrizaje (hacía casi una hora), pues podrían ser perfectamente las 8 en España con esa claridad.
Aún seguimos en el avión, y es porque no hemos llegado al punto donde se encuentra nuestra puerta de desembarque. No sabes si tienes cuerpo de 7 de la mañana o de estar empezando una noche de juerga, pero los nervios se empiezan a notar, tanto en Manu como en mí.
El giro que hace el avión hace pensar en que vamos a parar ya, y así es. Nos levantamos del asiento con la sensación de no haber estado de pie desde hacía mucho tiempo, pero enseguida te incorporas. El resto de pasajeros va cogiendo su equipaje de mano y preparándose para salir. Lo primero que quiero es comprobar si mi teléfono responde, el Nokia 6151 3G que llevo para llamar. Lo enciendo… parece que no tiene cobertura… espera, espera, ¿y eso? De pronto la hora se ha configurado sola. Marca las 6:55 de la mañana, la hora exacta de llegada al aeropuerto… y la operadora es DTT DoCoMo … la compañia con la que trabaja mi operador de móvil. Pruebo a hacer mi primera llamada:
-¿sí?
-Hoolaa… mama, ya estamos en Tokyo
-¡Pero si eres tú!¡Ay, ya estaba yo pensando cuándo ibas a llegar!
La alegría de mi madre, la claridad y lo poco que tarda el retorno me tranquilizan, estoy hablando con mis padres, que están a más de 11000 km como si estuviera dos calles más abajo. Eso sí, el pastón que me va a costar estos días… pero supongo que estar comunicado no tiene precio.

No hay comentarios: