Nos encontramos en el aeropuerto del Altet, lugar donde empieza nuestro viaje. A las 21.40 saldrá nuestro vuelo hacia la T4 de Madrid, pues el Sábado por la mañana comienza nuestro viaje organizado. Nos acercamos al puesto de facturación de Iberia para dejar nuestras maletas... esperemos que lleguen, pues ya es por todos conocido los retrasos y pérdidas de equipaje por esta compañía.
Después de esperar un ratito se va acercando la hora, así que es momento de las despedidas, de alguna lagrimita que otra, las recomendaciones... no es la primera vez que dejo mi ciudad, pero el sentimiento de nostalgia se pega a tí desde ese momento.
Nuestro primer paso por el detector de seguridad. Los agentes de seguridad te piden que por favor dejes todo en bandejas, objetos metálicos como cinturón, anillos, cadenas, pulseras y demás. Si llevas ordenador o teléfono móvil también te indican que lo dejes en la bandeja. Pasamos sin dificultad y nos giramos una vez más para despedir a mis padres mientras piensas "volveré y os lo contaré todo".
Una vez pasada la puerta de embarque y enseñado el billete subimos. ¿Cuántas azafatas y personal de vuelo me encontraré durante este viaje?. Nos sentamos pidiendo yo siempre la ventana. A pesar de la altura me gusta ver el paisaje, y más en esta ocasión que será nocturno.
El avión se dirige a la pista de despegue. Mientras tanto el personal de vuelo comienza a recordarte las normas de seguridad: abrocharse el cinturón y no quitarlo durante el despegue y el aterrizaje, el chaleco salvavidas, la mascarilla de aire... y la situación de las puertas de emergencia. Nos elevamos, nos despegamos del suelo y lo mejor viene mirar hacia la ventanilla y ver por la noche toda la costa alicantina encendida. Montones de luces que parecen decir "aquí estamos y estaremos esperandote". Creo que nunca había visto Alicante desde el aire por la noche e iluminada. Lástima que era el momento del despegue si no hubiera sacado sin dudarlo una foto.
El viaje pasa tranquilo, mirando más localidades encendidas y el cielo que se estiende a lo lejos. Desde esa altura, a pesar de ser tarde, se puede ver algunos rayos que deja el sol en el horizonte. Una imágen de postal sin duda. En ese momento se ven aviones algo más cercanos, estamos llegando a Madrid. La luminosidad, además, lo certifica, desde el cielo se ven aterrizar y despegar aviones.
Una vez en tierra nos dirigimos a la recogida de equipaje. Vamos a comprobar una vez más la eficacia de la compañía aerea española. Cruzamos por la famosa T4. Ahora entiendo porqué dicen que te puedes perder. Realmente es enorme... y para mi gusto no del todo bien señalizada... Llegamos al puesto de recogida de equipajes y esperamos un cierto período de tiempo, así como una media hora. Por fín podemos coger nuestras maletas. Vámonos a dormir al hotel que mañana empieza el día fuerte.
Después de esperar un ratito se va acercando la hora, así que es momento de las despedidas, de alguna lagrimita que otra, las recomendaciones... no es la primera vez que dejo mi ciudad, pero el sentimiento de nostalgia se pega a tí desde ese momento.
Nuestro primer paso por el detector de seguridad. Los agentes de seguridad te piden que por favor dejes todo en bandejas, objetos metálicos como cinturón, anillos, cadenas, pulseras y demás. Si llevas ordenador o teléfono móvil también te indican que lo dejes en la bandeja. Pasamos sin dificultad y nos giramos una vez más para despedir a mis padres mientras piensas "volveré y os lo contaré todo".
Una vez pasada la puerta de embarque y enseñado el billete subimos. ¿Cuántas azafatas y personal de vuelo me encontraré durante este viaje?. Nos sentamos pidiendo yo siempre la ventana. A pesar de la altura me gusta ver el paisaje, y más en esta ocasión que será nocturno.
El avión se dirige a la pista de despegue. Mientras tanto el personal de vuelo comienza a recordarte las normas de seguridad: abrocharse el cinturón y no quitarlo durante el despegue y el aterrizaje, el chaleco salvavidas, la mascarilla de aire... y la situación de las puertas de emergencia. Nos elevamos, nos despegamos del suelo y lo mejor viene mirar hacia la ventanilla y ver por la noche toda la costa alicantina encendida. Montones de luces que parecen decir "aquí estamos y estaremos esperandote". Creo que nunca había visto Alicante desde el aire por la noche e iluminada. Lástima que era el momento del despegue si no hubiera sacado sin dudarlo una foto.
El viaje pasa tranquilo, mirando más localidades encendidas y el cielo que se estiende a lo lejos. Desde esa altura, a pesar de ser tarde, se puede ver algunos rayos que deja el sol en el horizonte. Una imágen de postal sin duda. En ese momento se ven aviones algo más cercanos, estamos llegando a Madrid. La luminosidad, además, lo certifica, desde el cielo se ven aterrizar y despegar aviones.
Una vez en tierra nos dirigimos a la recogida de equipaje. Vamos a comprobar una vez más la eficacia de la compañía aerea española. Cruzamos por la famosa T4. Ahora entiendo porqué dicen que te puedes perder. Realmente es enorme... y para mi gusto no del todo bien señalizada... Llegamos al puesto de recogida de equipajes y esperamos un cierto período de tiempo, así como una media hora. Por fín podemos coger nuestras maletas. Vámonos a dormir al hotel que mañana empieza el día fuerte.
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